Buenas tardes,
mañana tomaré parte en el Getxo Extreme Man y no me parecía bien ir a correr con el vacío que he dejado por aquí. Esta semana no he tenido ni un solo minuto para escribir y expreso mis disculpas, me gusta mucho escribir y no tenerlo abandonado.
Tras el Bilbao Triathlon se me clavó una espinita sobre esta distancia medio Ironman y gracias a un dorsal cedido por Toro voy a intentar sacármela mañana. No podía dejar pasar esta oportunidad de correr en casa por mi recorrido habitual. A riesgo de parecer llorica que me da igual, diré que para mí la temporada real acabó el finde pasado en Donosti donde pude demostrar mi nivel real adquirido este año sobre toda en los últimos 3 meses. No creo que estoy preparado para dar el callo en esta distancia pero si para terminarla. por eso mañana intentaré disfrutar lo máximo posible y despedirme de esta temporada de triatlón 2013 con la mayor de la sonrisas bajo el arco de meta.
La bicicleta ya está en los boxes y los deberes hechos. El despliegue de este triatlón es impresionante por lo que os animo que os paséis a verlo (el que pase seguro que se engancha aviso jajaja).
Esta vez pondré la crónica de Donosti vista desde el punto de vista de Dorki, amigo del Getxotri. Espero que os guste (que escribe mal de pelotas el tío).
LAS TRES “C”: MEMORIAL ONDITZ
"Calma. Todo triatlón empieza por la natación. Y dicen que la
clave en la natación es la calma. Difícil sentimiento cuando unas 700 personas
se van a meter a la vez en un trozo de mar donde no caben y sabes que vas a
recibir por todos lados. O cuando ves a Natxo en primera línea de salida con el
sentimiento antónimo a la calma dibujado en su cara. Además, para añadir más “calma”,
la salida del tri es caótica y medio nula: parece nula porque Rodolfo Jose la
caga al hacer sonar la bocina (aun así, nuestro juez preferido) y solo parte de
los triatletas salen hacia el agua mientras la otra mitad chilla y protesta. Pero
al final, salida válida.
Pues nada, a la pelea. Bueno no, porque Dani, haciendo el
Cantinflas, me empuja y caigo al agua de morros. Será cabrón (buenas risas). Me
levanto, corro un poco más hacia el mar y al coger profundidad suficiente
empieza el baile. Sorprendentemente me encuentro bastante libre para nadar.
Debe ser mi día de suerte, y yo pensando que fue el viernes (uy perdón, que me
desvió del tema). Empiezo suave, no
quiero que los 1500 metros de nado sean una agonía, que luego llego ahogado a
la bici. Aun así, llevo los hombros bastante cargados, tal vez por consecuencia
de las fiestas patronales de la anteiglesia de Sopelana. Cargar con un Gin Kas
toda una noche puede llegar a cansar, te plantas a las cinco de la mañana con
los hielos sonando “clin clin” y tu brazo parece el de un playmobil: sin codo y
con la mano en forma de vaso.
Y empiezan las “reflexiones acuáticas”: ¿Iré bien? ¿Cuántos metros
quedan? ¿Dónde irá Dani? ¿Ese tío de al lado me está dando de ostias adrede o
el mar es demasiado pequeño para los dos? ¿Dónde está esa puta boya? ¿Qué
ostias hago aquí después de lo del viernes (seguro que Iñaki se hace esta misma
pregunta)? ¿Ostia arena, igual hago pie, me pongo de pies ya?
Finalmente llega la playa, la zona de transición y la
primera evaluación: la bici de Begolain no está (suspenso), la de Natxo tampoco
(suspenso), Dani está a punto de salir con la suya (aprobado, bueno no, suspenso)
e Iñaki viene detrás (notable). Nota general, un aprobado raspado, habrá que
subir nota en la bici.
Cabeza. Dicen que en la bici hay que tener cabeza, pero veo
un grupo grande delante de mi nada más salir y me voy a por él descerebrado, y
obviamente, descabezado. Consigo cogerlo llevandome conmigo un grupo de buenos
chuparuedas, pero justo en ese momento llega un repecho bastante vertical, me
quedo atrancado y me empieza a pasar todo pichichi, incluido Iñaki. Bravo
Dorkaitz, la has vuelto a cagar en la bici. O no. Acaba el repecho, rebufo,
respiro y consigo entrar de nuevo en el grupo. Situación crítica salvada.
Van pasando los kilómetros en bici y cada vez me encuentro
mejor. Cogemos a otro grupo grande y formamos un grupo de unos 70 triatletas.
Iñaki me comenta: “¿Has visto quién va ahí?” “Ostia, el Daniel (risilla de
cabroncete)”. Y empieza la subida del día, Igeldo, y con ella la sorpresa grata
del día. Me encuentro como nunca, empiezo a pasar gente y arriba llegamos solo
8 triatletas de los 70 que empezamos. Subidón, que razón tiene Sabina, cuando
menos te lo esperas el diablo va y se pone de tu parte. Pero todo lo que sube
tiene que bajar. Y yo bajo como bajo. De pena. Me pasan unos diez triatletas y
me imagino a Dani cuesta abajo como un halcón a por su presa. Aun así, consigo
llegar a la T2 con una sensación muy buena del tramo de bici. El aprobado
raspado de la natación ha subido a un bien.
Cojones (u ovarios si eres fémina). Corriendo, en un
triatlón, no queda otra. Es lo último, lo más agónico. Hecho a correr sin darlo
todo. Muchas veces salgo a tope y luego exploto. Voy bien y dos ideas rondan mi
cabeza. La primera sobre los que me van ganando: a ver si Begolain y Natxo
pagan su tramo de bici y les puedo recortar. La segunda sobre los qué les voy
ganando: he visto a Dani en la T2 (efectivamente ha bajado como un halcón) e
Iñaki no irá mucho más lejos. A ver si me van a dar matarile estos dos.
La segunda idea desaparece pronto. Las piernas marchan, el
ritmo es bueno y en el primer giro de la primera vuelta veo que les estoy
metiendo tiempo a Iñaki y a Dani. Pobre Iñaki, parece que le está llegando
Messie Gin Tonic. La primera idea no tarda mucho más en desaparecer. Me cruzo
con Begolain (lo que ha mejorado este chico desde Sempere) y Natxo (sus
escamas), y veo que me llevan más de dos minutos de ventaja y además están
corriendo muy bien. Pues nada, a pelear con el reloj y lo dicho al principio,
cojones. Veo que cada vez voy mejor y aprieto. Acabo los 10 km (que luego me
dicen que eran 10,2) en 42 minutos. Otro positivo, y la nota final se queda en
un notable. "
Mucha suerte a todo el Getxotri y mañana a aplicar nuestras 3 B´s
Balor, boluntad y buevos.